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Acerca del Perfume y el Olor

Este es nuestro trabajo más elaborado. Nos ocupamos del perfume y del olor: ese maravilloso sentido que es el olfato; una compleja estructura puesta al servicio de nuestros instintos más primarios, pero tambien de nuestra imaginación. ¿Qué es el olor? ¿Cómo olía Alejandro Magno? ¿Cual era el perfume favorito de Julio Cesar? ¿Quién fue el primer perfumista de la Historia? ¿Cómo falsificar en el siglo X un perfume en la ciudad de Bagdad? A estas y otras muchas cuestiones responde este ensayo novelado del que estamos muy orgullosos. Está publicado en Amazón.

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La apasionante vida de las hormigas. Amor y guerra en el hormiguero

La vida de Sonia no es nada fácil. Su madre no la puede atender como ella se merece. No es de extrañar, Sonia tiene veinte millones de hermanos. Sonia es una hormiga y la sorprendemos en un momento importante de su vida: se muda de casa. Esta es la Primera Parte de un viaje al mundo de las hormigas del que nos encontramos tan satisfechos que se encuentra entre nuestros favoritos. No es para menos, estos seres diminutos serían los dueños del planeta si no tuvieran tantos enemigos. La fotografía es de Andrey Pavlov

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Parsis: la religión amable

Son los Parsis, una comunidad religiosa que viajó desde Persia (Iran) hasta la India hace de ello mil años. Son muy pocos; una gota entre un océano de Hindúes, pero tienen un extraordinario poder económico, industrial y cultural en este formidable país. Su religión se pierde en la memoria de la humanidad. Su Dios se llama Aura-Mazda y su profeta, Zaratustra. Practican una religión amable y solidaria que tiene, en cambio, reservado el derecho de admisión; no hacen apostolado, de tal forma que solo es Parsi quién nace Parsi. Los perritos son para ellos animales sagrados........

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Acerca del Perfume y el Olor. Nuestro mejor trabajo

Este es nuestro trabajo más elaborado. Nos ocupamos del perfume y del olor: ese maravilloso sentido que es el olfato; una compleja estructura puesta al servicio de nuestros instintos más primarios, pero tambien de nuestra imaginación. ¿Qué es el olor? ¿Cómo olía Alejandro Magno? ¿Cual era el perfume favorito de Julio Cesar? ¿Quién fue el primer perfumista de la Historia? ¿Cómo falsificar en el siglo X un perfume en la ciudad de Bagdad? A estas y otras muchas cuestiones responde este ensayo novelado del que estamos muy orgullosos. Está publicado en Amazón.

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Marca España: Una historia de ovejitas

La epopeya de esta ovejita no tiene nombre. Fueron dueñas de La Península Ibérica durante siglos. Cuidadas y mimadas hasta la extenuación. Protegidas con celo por Reyes y pastores pues su lana se consideraba y se considera única. Víctima de secuestros y tráfico ilegal con el proposito de conseguir suficientes ejemplares para asegurarse su reproducción. Estimada como pocas especies en Argentina y Australia. Es una institución en Nueva Zelanda donde ya la consideran una especie propia. Es la oveja merina española, un animalito que ha conquistado el mundo. La foto es de National Geographic

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Perfumes y olores en La India (II). Historia del perfume (XI)



Perfumes y olores  en La India


El olor es el mas metafísico de nuestros sentidos y el perfume, en particular, como la aristocracia del olfato que es,  rebusca en el banco de imágenes que duermen en nuestras cabezas, bien como recuerdos de lo vivido, bien como meros avatares de una vivencia imaginada pero no vivida, el olor nos presenta incluso esos objetos que no forman parte de nuestra experiencia real. El fenómeno también se puede referir de forma mas parca y técnica, pero menos poetica y con los mismos resultados, a la vista de que parece que nuestra cabeza, incluso cuando dormimos,  suele trabajar con un lenguaje próximo al que utilizamos.
      Por eso decidimos que el olor ampara la metafísica, y su lirismo acompaña toda transgresión de lo físico. Aludia Megástenes que fue un embajador de Seleuco (antiguo general de Alejandro Magno) en la corte de Chandragupta Maurya, considerado éste el primer rey-emperador de La India, a la gran afición de los hindúes por las disputas trascendentes o metafísicas. También existía, según él, una raza, los petesias, que prácticamente se alimentaba del aroma de las manzanas y otras frutas, mostrándose en exceso sensibles a los olores putrescentes que, incluso, podían poner en peligro sus vidas  Megástenes visitó La India en el siglo IV a.c no pudo ver como aquel Rey-Emperador; Chandragupta, abandonó voluntariamente el trono para retirarse a un monasterio en el que murió tras un ayuno voluntario. 
     La leyenda dice que Chandraguprta había perdido a su mujer muchos años antes por una torpeza de sus servidores, al parecer un brahmán al servicio del rey tenía como único cometido proporcionarle dosis pequeñas de todos los venenos conocidos con el fin de que su organismo se familiarizara con las sustancias letales. Utilizaba para ello la comida del rey, su mujer, la reina, que se encontraba embarazada, ignorante del celo de su servidor probó en cierta ocasión del plato del rey y cayo inmediatamente muerta: El brahmán se avalanzó entonces sobre el cuerpo de la mujer en cuyo seno aún latía el corazón del heredero, y rápidamente la abrió las entrañas con el propósito de que el veneno no alcanzara a la criatura. No pudo evitar que una gota de aquella sangre envenenada cayera en su frente y le dejara marcada aquella parte de su cuerpo para toda la vida. Chandragupta derivo espiritualmente hacia la práctica jainista [1], una religión con severísimas exigencias. Su nieto Ashoka haría del budismo la religión oficial, espantado de su propio proceder ya que había ordenado matar a más de cien mil personas con el fin de aplastar una rebelión en sus tierras. Previamente había creído purgar sus pecados deambulando por campos ensangrentados: "¿Qué he hecho. Qué he hecho?" repetía al parecer, horrorizado por la extrema brutalidad que había instigado.
 
     Tanto budismo como jainismo rechazaban los dogmas del hinduismo, incluido el sistema de castas, pero mientras el jainismo era en extremo severo con las posesiones materiales, hasta el punto de que sus monjes iban prácticamente desnudos, el budismo encontraba en la evidencia de los sentidos una vía de purificación. De tal forma que el propio Buda dignifica el olfato pues la belleza de una flor está a la altura del perfume que exhala. Tal es así que la virtud necesariamente está de lado de los aromas amables y no se concibe la santidad sin el aroma de la rosa, el loto, el jazmín  y el sándalo. Incluso, y al amparo de la antigua literatura  lndia conocida como Sarangadhara samhita, epítome de los textos ayurvédicos medievales,  se pensaba, en un alarde de transmutación alquímica, que si se bebía con frecuencia un perfume que contuviera sándalo y otras sustancias, el cuerpo adquiría la esencia de la sustancia consumida, que en este caso tenía propiedades olorosas, de tal forma que quedaría  como vestido por un manto de permanente aroma.     
     El sándalo es casi el aroma nacional de la India, un árbol modesto de porte, de unos quince metros de altura, pero que nace paradójicamente de asesinar a los huéspedes a los que su semilla parasita. De hecho, y aunque no sea muy relevante en un país donde las castas son abundantísimas existe, no ya una casta, sino una subcasta, la de Gandhavāllu, que se ocupa de vender exclusivamente perfume de sándalo. En efecto, el sándalo llegó hasta las lejanas tierras de Israel donde se referían a él como un árbol tan generoso que era capaz de aromatizar el filo del hacha de aquel que lo corta. Una licencia poética, porque al parecer el árbol del sándalo no se corta; se desarraiga, aprovechando la temporada de lluvias, visto que es en sus raíces donde se encuentra el aceite más valioso.  Produce un fragancia dulcísima y junto al ciprés y el vetiver forman la trilogía de aromas amaderados. Algunos autores piensan que es el vehículo ideal de la sensualidad e hito de frecuentes ceremonias religiosas. Su versatilidad lo hace apropiado también para numerosas aplicaciones terapéuticas; con su madera reducida a polvo se elaboraban ungüentos aptos para tratar tumores y abscesos. Su testimonio se remonta a la época védica, los budistas, junto al áloe y el clavo, lo consideran como uno de los aceites esenciales  

     El perfume de sándalo se ofrecía  en dos preparaciones distintas como ungüento o en forma líquida. La elaboración de la pasta de sándalo es muy antigua; se utiliza una piedra plana sobre la que se efectúa la fricción y la molienda  de la madera, previamente esa superficie es humedecida con agua de rosas, aunque también puede efectuarse con alcanfor y azafrán. Ctesias, un viajero griego 400 años antes de Cristo, ya se refiere a un tipo de árbol cuyas esencias solo estaban disponibles para los reyes y sus familias, el cual fue regalado al monarca de los Persas, Artajerjes II. Los egipcios importaban su madera para efectuar sus enterramientos. La persistencia de su olor, hacía de su madera el material ideal  para elaborar imágenes.  
                   
     Dasharatha, el mítico rey de Ayodhya, fue conservado en aceite de sándalo, entre otros. Al morir, su cuerpo sería velado mientras permanecía sumergido en el interior de un droni, una bañera cargada con aceites aromáticos. Su cadáver fue incinerado con maderas de pino, sándalo y "cedro del Himalaya", también conocido como deodar,  el árbol nacional de Pakistán. A la vista de que los cadáveres en La India son incinerados esta es una ceremonia harto habitual; los gadts de Benarés, de los que ya hemos hablado, son muestra de ello. La combustión, de esta manera, viene acompañada por una tormenta de aromas, y a veces por un ritual, digamos que; aborrecible, por no decir cruel. Nos explicamos, Duarte Barbosa un viajero portugués del XVI, refería en su viaje por el sur de La India,  en el interior del  Imperio de Vijayanagar y en la corte de rey Vira Narasimba, que era costumbre de los reyes vivir rodeados por numerosas mujeres. Varios cientos de ellas estaban obligadas a inmolarse a la muerte del monarca en su misma pira funeraria, acompañadas  de otros sirvientes. A tal efecto, se utilizaban maderas aromáticas; sándalo, áloe, además de aceite de sésamo y mantequilla para acelerar la combustión. Esta ceremonia, denominada Sati, es el icono extremo de la fidelidad femenina en la historia de La India.

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     Algunos autores sostienen que la resistencia del Imperio de Vijayanagar al huracán musulmán permitió a La India conservar sus viejas tradiciones culturales y religiosas. Véase cualquier mapa del subcontinente Indostánico y se comprenderá las dimensiones del Imperio Mogol, encajonando a Vijayanagar en el sur.  Los perfumes en esta zona no difieren del resto del subcontinente: azafrán, almizcle, áloe, alcanfor y el conocido sándalo, utilizado como vehículo para numerosas preparaciones. Alude también Barbosa a la unción de los animales, de tal forma que caballos y elefantes son cubiertos con pétalos de rosa, e incluso; los equinos, son rociados con variados perfumes. De suerte que el delicado olfato de los elefantes parece que les lleva a seleccionar en su dieta las flores más fragantes, es así que antes de devorarlas se embelesan con su aroma; la flor del naranjo está entre sus preferidas. Como bien sabemos La India es un país vegetariano desde tiempo inmemorial, por lo que no era frecuente el uso de aceites animales en la elaboración de perfumes. Aunque como hemos visto la mitología hindú sí que da cuenta de aromas animales, como el almizcle o la civeta, los jabones, por ejemplo, han eludido la utilización de sebo siendo sustituido este por aceites de coco o sésamo en detrimento de la calidad el producto. Su uso llegó incluso a considerarse impuro por ser esto mismo,  un derivado de sustancias animales, y quedó restringido a castas como la de los lavanderos y tintoreros.
     Si el rey Vira Narasimba disponía de una curiosa fuerza de varios miles de amazonas que acompañaban a su ejercito allá donde fuera, el rey de Calicut aprestaba para su servicio de no menos de mil mujeres que le precedían en sus paseos derramando una colación que, aunque aromática, no parece que pudiera gozar de las alabanzas olfativas de un occidental, toda vez que se trataba de estiércol de vaca mezclado con agua. Barbosa encontró al Rey de Calicut frotándose los brazos y las piernas con aceites olorosos. 
      En efecto, el sándalo ocupa un lugar muy señalado en esa supuesta jerarquía olfativa que para la ocasión hemos establecido, pero La India es tan rica en aromas, tan variada en su patrimonio botánico que elude categorías absolutas. Si nos ofrece un árbol también nos presenta una flor que es  un aroma nacional, un símbolo: el loto. El loto es la planta de La India, traspasa incluso sus fronteras. De la mano de los monjes budistas alimenta la natural superstición de los chinos, por no olvidar el antiguo Egipto que tenía hasta un Dios del loto: Nefertum, algo así como "el bello". El loto era también la esposa del Nilo porque cuando éste crecía toda la lamina de su corriente se cubría con esta flor, en este caso el loto azul. El aliento de Vishnú huele a loto y el hogar de Brahma se apoya sobre un flor llamada camella, loto en sánscrito. Krishna, otra de las reencarnaciones de Vishnú en la endiablada mitología hindú, llevaba la flor de loto marcada en las plantas de sus pies. No hay pagoda completa que no posea su estanque de loto. 
     Hoy el budismo se ha retirado de La India, pero Buda era hindú hijo de la casta de los guerreros. Dice la leyenda que cuando nació sabia andar, tal es así que dio siete pasos y con el fin de proteger sus delicados y aún frágiles pies, surgió del suelo una flor de loto con el propósito de cuidar los tiernos miembros de aquella criatura santa. Buda fue capaz de lanzar un madero a la corriente de un río y conseguir que este siguiera la trayectoria opuesta a la fuerza de la corriente. La delicadeza y espiritualidad de esta flor inspira los llamados "pies de loto",  esa costumbre china de la etnia  Han que consiste en vendar los pies de las mujeres para obtener una dolorosa deformidad y que pasa por limitar sus dimensiones, datada, al parecer, en el siglo X de nuestra era.  El loto incluso está presente en las cúpulas de Taj Mahal, y es bien extraño, toda vez que es obra de un emperador mogol, Shah Jahan,  ferviente musulmán, al que la mística del loto le dejaba un poco frío. Shah Jahan sólo sabía valorar su delicadísima esencia, tan estimada y compleja de obtener  porque era escasa, y además porque, a decir de muchos; el aroma de loto es el primero de la Creación [2]


[1] Fundada en el siglo IV a.c por Majavirá, dos siglos después de que se estableciera el budismo, que data del siglo VI a.c
[2] El loto es casi una venganza de la naturaleza sobre aquellos que observan con cierto desdén eso que llaman los renglones torcidos del conocimiento emocional. No es competencia de esta entrada, pero las propiedades de esta planta han inspirado numerosos avances tecnológicos,  presentes, entre otros, en la industria química, la del automóvil y la nanotecnología.



Editado 13/10/2019
Editado 23/01/2022


Continuará...




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