Crónicas sobre el Tiempo ( Primera Parte )
La medida del tiempo se estaba convirtiendo en algo muy serio. Ya no parecía muy conveniente ni creíble anécdotas como la que aludían a un despistado fraile italiano que se dio cuenta de la proximidad de la Cuaresma la misma víspera del Domingo de Ramos. De tal forma que, para atenuar las funestas consecuencias de su olvido en la liturgia religiosa, reunió a sus feligreses y les dijo poco mas o menos que aquel año la Cuaresma se había retrasado por el mal estado de los caminos y que además duraría menos, toda vez que tendría que recuperar las jornadas perdidas con el fin de que en otros lugares pudiera celebrarse también. Esto sucedía en la Edad Media, cuando un auditorio de campesinos analfabetos ignoraba incluso la fecha de su nacimiento y por consiguiente los años que tenía.
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Horacio que hubiera deseado detener el tiempo |
En Egipto tenían 24 horas para el día, pero ojo, diez eran para las horas de luz y diez para la noche, reservándose las cuatro restantes para el paso de la noche al día; horas comodín mas o menos. Los hebreos tres de luz y tres de oscuridad. En Mesopotamia días de 12 horas, seis de luz y seis de oscuridad y en Japón han utilizado las horas de duración variable hasta el siglo XIX. Los mayas obviaron todos estos juegos de niños y directamente, con un error casi inapreciable, determinaron la duración del año Solar en 365,2420 días En Roma también utilizaban esas jornadas acordeón en las que los días estaban divididos en 12 horas de sol y 12 horas de noche. Con la particularidad de que las horas no duraban 60 minutos sino que se alargaban o acortaban a voluntad en función de que fuera verano o invierno. De forma que las 12 horas nocturnas en verano eran más cortas de lo habitual, lo que también sucedía durante el día en invierno, y todo ello con el fin de adecuar el reloj a la duración del día y de la noche
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Las siete edades de la mujer. Hans Baldung |
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Esclavos del reloj mas que del tiempo |
Hay sin duda una visión intima del tiempo; Abderramán III que fue Califa en Córdoba allá por el siglo X reinó la friolera de 50 años, y a pesar de haber tenido tantas ocasiones, al final de sus días, manifestó que de todo ese tiempo habría sido feliz a lo sumo en quince jornadas, nada más. Y es que el tiempo es implacable, como diría Soledad Bravo, una trovadora argentina, algo mayor ya, que tenía una voz como la corriente de un río y cantaba como los ángeles, con una dicción que a nosotros nos parecía de terciopelo. Soledad había versionado una preciosa canción, creemos que de Pablo Milanes, sobre el tiempo y que decía más menos algo así como: el tiempo, el implacable, el que pasó…. Algo triste, dicho sea de paso el tempus fugit de los cantautores revolucionarios de Nuestra América, pero para la ocasión expresa muy bien esas marcas de melancolía que el tiempo va repartiendo a sus espaldas, lo que llamamos el pasado, lo bueno e irrecuperable que dejamos en él.
Historias sobre el tiempo consta de dos entradas
- El tiempo, el calendario y el reloj Anécdotas. Filosofía del tiempo (Parte Primera)
- Curiosidades sobre el tiempo, el reloj y los calendarios(Parte Segunda)
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