Botox.La amante despechada y la absenta.Los venenos ( V )
![]() |
(Imagen: Semillas de ricino. Muy venenosas) |
Vistos los artificios, el engaño y la sofisticación de los medios utilizados por los envenenadores, si desgraciadamente fueras un objetivo, podías considerarte víctima segura. No hay servicio secreto, ni prudencia alguna que pueda evitar de forma indefinida la acción de un asesino provisto de su dosis letal de ponzoña. Gracias a Dios que los entendidos ya hablan de un perfil del envenenador tipo: se trata de personalidades frías, pacientes y reflexivas......... se me vienen a la cabeza algunos personajes públicos. Pero claro !!estos no pueden ser envenenadores!!........... Creo.
![]() |
Cianuro |
Nada es veneno y todo es veneno; el amor, por ejemplo, fíjate que fácilmente se corrompe con el desdén. Tengo delante de mi un opúsculo muy breve, que habla de un suceso ocurrido en Sevilla en 1830. Una guapa mujer, Catalina de Viariza, que al saberse despechada por su amante (que se promete en matrimonio con otra) envió un ramo de flores a su pérfido enamorado; Pedro de Balboa, el cual cayó fulminado al suelo tras aspirar su aroma. No murió, y aunque las sospechas eran fundadas, Catalina no pudo ser condenada. Lo volvió a intentar el día de la boda de Don Pedro, al que agredió con una aguja que previamente había impregnado con vedegambre, un veneno usado por cazadores. Pedro de Balboa estuvo entre la vida y la muerte y sólo se salvó porque la iracunda de Catalina no utilizó suficiente veneno.
El ricino también tiene su historia, menos lírica pero también de “doble filo”. El aceite de ricino, que se utilizaba como purgante hace ya algunos años y que, muchas madres, preocupadas por la salud de sus hijos se lo proporcionaban, pues bien; es extremadamente peligroso, tanto como el veneno de una víbora. Todo depende de la dosis, imagínate; las ignorantes y bondadosas madres coqueteando sin saberlo con la muerte. Como los comedores japoneses de fugu, (el pez globo venenoso) sorteando la muerte por saborear las delicias de un pescado que mata aún hoy en Japón a varias personas todos los años. O ese que llamaron en el siglo XIX el “veneno de la salchicha”: la toxina botulínica, un veneno más que potente que te mata de fijo. En dosis adecuadas sirve para controlar espasmos musculares y entra en la composición del archiconocido Botox (el Botox lleva el tipo A que es la más mortífera) que sirve para rellenar arrugas, más o menos. En una supuesta escala de toxicidad, la toxina botulínica ocuparía el primer lugar.
![]() |
La absenta, un veneno en forma de licor que llevaría a la locura a muchos artistas |
Acaso el símbolo de la medicina, que es una vara con un serpiente enroscada, quiera presentar esa dualidad de las sustancias que curan por un lado pero matan por otro. Es el caso de la absenta (puedes ver: La Enfermedad en el Arte: Los malditos. Parte Cuatro), un líquido que es casi alcohol en estado de pureza extrema. Se consumía con una prodigalidad absoluta en la Europa del siglo XIX y XX, era la bebida preferida de pintores, escritores, nihilistas e iluminados: Víctor Hugo, Oscar Wilde, Picasso, Van Gogh, Toulouse-Lautrec... Embriagaba en segundos pero no dejaba sólo la resaca, uno de sus componentes la tuyona poseía una elevada toxicidad. Su consumo reiterado producía alucinaciones, afectación neurológica , locura y por fin la muerte. Su uso quedó prohibido en muchos lugares de Europa, y eso que en Francia llegó a consumirse más que el vino.
![]() |
Pez globo. Una exquisitez culinaria en Japón que bien merece el riesgo de perecer envenenado. Todo los años mueren varias personas por probrarlo. |
El siglo XX ha hecho del veneno un espectáculo de masas, por activa y por pasiva. La guerras químicas o bacteriológicas no son ni mucho menos nuevas; la usaron los tártaros, los romanos y otros, a veces con una increíble torpeza. Como esos que escupen para arriba y les cae encima. Los tártaros en su asedio de Kaffa, en la Crimea, lanzaron sobre la ciudad cadáveres de apestados y al final todos contrajeron la enfermedad: sitiados y sitiadores.
La Comunidad
Veneno y envenenadores en La Historia