AQUILARIA LA MADERA QUE NO FLOTA
El árbol de la aquilaria es hasta cierto punto sorprendente, nada especial le hace destacar entre la maraña vegetal de las intricadas forestas de las zonas tropicales de donde es originario, en un arco que abarcaría amplias contextos geográficos del sudeste asiático y puntualmente en Centroamerica. Su madera, anodina, sufre una transformación cuando enferma pues ante la agresión de los hongos genera un resina que impregna el duramen generando de esta forma la codiciada madera aromática. No es posible determinar a simple vista los ejemplares de aquilaria patológicos por lo que es preciso herir el duramen para determinar la presencia de la oleo-resina dándose con frecuencia el caso de que el propio corazón del tronco es inodoro. Esta estimada fragancia es en definitiva el resultado de un árbol herido Una peculiar característica de la madera enferma y aromatizada es que oscurece y se hace mas pesada por lo que pierde flotabilidad. Las leyendas japonesas hablan precisamente de que esta fue la forma, mas precisamente: una de las formas, en la que la aquilaria penetro en las islas en el siglo VI reinando la emperatriz Suiko. Un gran trozo de árbol llamó la atención de los pescadores de la isla de Awaji porque se encontraba sumergido en la proximidad de la costa, eran los restos de un árbol del aloe, al que los sencillos pescadores no pensaron en dar mas uso que el de utilizarlo para calentar sus hogares, pero a la vista del beneficioso olor que proporcionaba al calentarse decidieron ofrecérselo como presente a la emperatriz. Que esto fuera tal y como lo referimos puede ponerse en cuestión, pero es bien cierto que el valor del aceite de agar decuplicaba al del aceite de sándalo, ya suficientemente apreciado. Es preciso tener en cuenta que solo el uno por ciento de los troncos presenta esta anomalía y que se precisan decenas de años para que la madera se embeba de su propia resina, por lo que cualitativamente el mejor producto es aquel que proviene de una goma más antigua.
Akshamala o rosario budista elaborado con madera de agar |
Muchos autores sostienen que la expansión del budismo por
Asia vino a implementar allá donde no existía, y a enriquecer donde ya había
echado raíces la cultura del incienso. No es pues esquiva a esta directriz la
conservación de varios recetarios incensales en monasterios budistas en los que la madera de agar
hace acto de presencia, si bien en una mixtura con tan numerosos ingredientes que no podemos asegurar solo por
estos testimonios si hubo un momento en la historia de China en la que la
alquilaria ocupó un lugar preeminente. Pero los hechos hablan por sí solos, es cierto que en el decurso de la dinastía Tang
[618-907] tenida por los historiadores como una etapa dorada de la cultura, la
madera de aloe y sus derivados tuvo una gran estima. Desde luego las narices
mas delicadas, y en la esplendora corte de los Tang había muchas, notaban en la
alquilaria la remembranza de notas leñosas y frutales pero también una evocativa
inspiración de otros potentes
aromáticos como el almizcle. La terquedad de su olor era bien recibida en otros formatos cosméticos como las cremas
y las pomadas labiales, incluso un colutorio dental utilizaba polvo de aloe. Si se nos
apura incluso encontramos en los bastidores de la cama que la
Emperatriz Zhao Feiyan [36 a. C -1 d. C]
utilizaba en sus desplazamientos junto a su esposo el muy promiscuo Emperador
Han: Xiao Cheng [51 a. C - 7 d C] la
madera de aloe con la que estaban elaborados .
De
este periodo, el Han[220 a. C 280 d. C] , se destacaba ya el interés de los gabinetes aromáticos de
los emperadores por el ímpetu de los aloes en los
preparados incensales. No hay duda de que las propiedades físicas de esta madera, su
densidad en particular, eran bien
conocidas y ello a la vista del nombre por el que eran conocidos no solo en el ámbito
idiomático chino sino también en la India y Japón, en China se la conocía como Chenxiang, es decir incienso que se hunde. La madera de aquilaria era tan estimada que no cabía
mayor honor que emprender el camino del descanso eterno en el interior de un ataúd
elaborado con ella, estos féretros solo podían estar al alcance de personajes
eminentes como aquellos guerreros muertos en las infinitas escaramuzas y
conflictos acontencidos al final del periodo Han.
La pequeña escultura y la elaboración de fornituras en la cultura Oriental con madera de Agar es frecuente y posee un gran valor. No olvidemos que la buena madera de agar se cotiza por encima del oro |
El esplendor de los Han alimentaria una potente sociedad civil [paralela temporalmente a la del Imperio Romano] exigente y ávida de productos exóticos y exclusivos, tal es así que utilizaban
el aceite de agar disuelto en agua para lavarse la cara. Para satisfacer las
vigorosas necesidades cosméticas de estos colectivos privilegiados, además de la
ubicua farmacopea y sus aplicaciones médicas, hubo un autentico desbordamiento
de comerciantes hacia las regiones del Sur. Un motivado ejercito de emprendedores a la
vista de la escasez y el precio alcanzado por los aloes, Su destino en particular
era la conocida como Conchinchina la
actual Vietnam donde encontraron ejemplares de alta calidad del árbol de la
aquilaria. Esta explotación se mantuvo
no obstante los frecuentes avatares de la historia, y ya en el periodo Song
[960-1279] se había elaborado un minucioso prontuario sobre
las riquezas aromáticas del Sur, determinando las zonas y los ejemplares más
adecuados y rentables a la vista de que el proceso fitopatologico que hacia tan
rentable la planta era ya conocido. Algunos textos se ocuparon de identificar los
mejores ejemplares en las selvas de la actual Camboya aunque la calidad del
duramen del antiguo reino de Champa [Sur de Vietnam] no se puso nunca en cuestión, tal y como posteriormente
corroboro Marco Polo en su diario de viaje. Este texto confirma también que la madera es mas estimable cuanto
mas oscura se presenta. Otro autor europeo, Luis de Camoes [1524-1580],
el gran poeta portugués, refleja en su epopeya Os Luisiadas su reconocimiento a
esta madera de Champá.
El apetito de China
por el agar llevaría incluso a la explotación de una variedad conocida como
aquilaria sinenensis, bien es verdad que
menos reputada olfativamente, en la desembocadura del rio Guangdong que bordea la ciudad de Canton, en los territorios ocupados actualmente por la
isla de Hong Kong de esto sucedió ya en
la dinastia Song [619-970 d. C] abandonandose a la esperanza por controlar todo
el mercado chino, indio y árabe. La isla, anclada estratégicamente en el
estuario del Guangdong recibe su nombre: “isla fragante”
del intenso trafico de aloes. Los comerciantes
árabes hicieron verdaderas locuras por el acopio de aquilaria en sus barcos,
pero se inclinaban preferentemente por su aceite, conocido como oudh.
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