LIMPIANDO ALCANTARILLAS EN LA INDIA
Muchos parias de la India no saben si lo son por tratar con la mierda, o el trato con la mierda es lo que les hace parias. Y perdón por la crudeza de la palabra: el castellano tiene a veces una intensidad que desborda. Pero por lo que hemos visto les vamos a confesar que no nos extraña, porque el genero que maneja esta gente es repugnante. A veces se les ve con un cestito en la cabeza y no van a casa de la abuelita, ni vienen tampoco de ella. Es un cestito que huele a una milla aunque vaya vacío, pues depositan en este el contenido de los pozos negros y las cañerías que se dedican a limpiar por toda La India [*].
Son hasta afortunados ya que su trabajo no requiere penetrar en las alcantarillas. En la India unos 600 millones de personas utilizan el campo o la calle para aliviar sus intestinos. Millones de toneladas todos los años, en un país relativamente extenso pero exhaustivamente poblado; 325 habitantes por kilómetro cuadrado ( España 85) Pero peor están en Bangla Desh que tiene 900 habitantes por kilómetro cuadrado
La limpieza de las alcantarillas de Delhi causa todos los años la muerte de 22 trabajadores. En toda la India, y según datos de 2004, esta cifra supera los 200. Son los parias los que tradicionalmente se ocupan de su limpieza y las condiciones de estos trabajadores son aterradoras. Las alcantarillas no solo recogen los desechos de uso domestico sino muchos productos químicos de uso personal o de uso industrial: cloruros, nitratos, cromo, sulfatos, mercurio, vidrios, amoniaco, lejías…
Con este tipo de género los regalos de las alcantarillas tienen forma de forúnculos y quemaduras, asma e infecciones pulmonares, nasales, dermatitis, infecciones generalizadas de piel, oídos, ojos …..y eso por ser breves. Además las altas temperaturas de estas no hacen mas que agravar el problema La mayoría de estos trabajadores baja a las cloacas borracho, sólo el uso del alcohol, según algunos de estos hombres, impide que nada mas entrar en estas tubos de mierda el sujeto empiece a sufrir vómitos.
Alcantarillado en Madrás. |
La descomposición de materias orgánicas genera metano y/o sulfuro de hidrogeno. El Sulfuro de hidrogeno o gas de alcantarilla es extremadamente irritante. A bajas concentraciones produce tos, dolor de pecho, irritación de mucosas, a altas concentraciones la muerte segura. El sulfuro de hidrógeno es soluble en agua y puede ser atrapado en los lodos formando bolsas de gas. El sulfuro de hidrógeno avisa. Apesta, huele a huevo podrido, pero es traicionero porque su olor es tan intenso que puede causar fatiga y paralizar el sistema olfativo y pasar desapercibido.
Otro habitante gaseoso de este mundo subterráneo es el Monóxido de carbono, el gas asesino. No huele no tiene color, mata en segundos. Lo llaman “la muerte dulce” ¿Por qué será? El metano, no huele pese a la fama que tiene, se produce cuando la materia orgánica se descompone por variedad de procesos bacterianos. Altamente inflamable, muy peligroso y explosivo en zonas mal ventiladas
Si cortáramos la sección de una alcantarilla en tres niveles: superior, medio e inferior, encontraríamos que los gases se estratifican y distribuyen equitativamente entre ellos, pareciera que estuvieran esperando una torpeza del operario para ganar su confianza y así acabar con él: el metano, es mas ligero que el aire y se coloca en la parte superior de la galería. El sulfuro de hidrógeno, es mas pesado y se coloca en la parte inferior. El monóxido de carbono tiene una densidad ligeramente menor que el aire y se coloca en el centro. A esto se le llama buena vecindad.
Para monitorizar el aire es preciso pasar el detector de gases desde la parte superior de la galería a la inferior y esperar un tiempo los resultados del análisis para seguir avanzando por la cloaca. Todo este protocolo de seguridad es puntualmente cumplido allá donde se exige. Aparatos de medición, oxigeno, teléfonos (ojo, no móviles, aquí no funcionan),trajes adecuados, mascarillas, varios operarios con un régimen de distancias entre ellos preestablecido, y, en este caso, la tranquilizadora presencia de las ratas que garantizan un aire mínimamente respirable.
Mera ciencia ficción para nuestro hombre que entra en las alcantarillas provisto de un cubo, unos guantes de goma, en el mejor de los casos, y unos calzoncillos. Desnudo de pies y torso, atado con una cuerda a su cintura y probablemente con altos niveles de alcohol en sangre. Si desfallece mientras flota prácticamente en mierda, se jala de esa cuerda y se le sube a la superficie el tiempo suficiente solo para que aspire aire puro, que es un decir también. Cuando abre los ojos y se recupera otra vez al maldito infecto tubo.
La vida laboral media de estos trabajadores en La India es de unos diez años y las condiciones de salud en las que quedan no se pueden imaginar. Aparte de un hígado del tamaño de una mochila –que dios nos perdone por esta frivolidad- probablemente padezca infecciones de toda naturaleza, haya perdido visión y tenga sus vías respiratorias arruinadas. El olor de este mundo de olores insoportables, le acompañará mientras viva, porque curiosamente, con el tiempo, irá recuperando el sentido del olfato que había ido perdido como respuesta del organismo a semejante agresión olfativa. No es una buena noticia porque ahora, y como consecuencia de las muchas infecciones que degradan su organismo: huele. Él mismo huele a alcantarilla, a ácido butírico mas concretamente, un gas que está presente en personas con problemas dermatológicos, hepáticos y digestivos. Padecerá alcoholismo crónico, y con toda seguridad, no dispondrá de esta bendita sanidad publica de la que disfrutamos aquí. Morirá joven.
[*] El peso del pasado en este país es inconmensurable, y pese a lo que aquí referimos, nos consta que los esfuerzos por corregirlo también lo son.
No deberías acercar una llama a la alcantarilla