Bastones. Utilidad e Historia
Floresta Española, una revista del año 1838, hablaba de los muy ancianos y precarios españoles mayores de 60 años que se veían obligados, por sus limitaciones físicas, a utilizar permanentemente el bastón, al que definía como compañero de la senectud. El tiempo no pasa en balde, aunque parece hacerlo en sentido contrario, y hoy en día, cualquier persona mayor de sesenta años se sorprendería de esta afirmación, vista la vitalidad que a esta edad se posee. No vamos a hablar de ancianos, lo nuestro son los bastones como ornato, esa pieza puntualmente unida a limitaciones definitivas o provisionales de la movilidad, que fue, en su momento, un accesorio imprescindible, tan habitual como el bolso o los pañuelos (y no nos referimos a los pañuelos de papel). Tal es así que, incluso, no sólo existía un bastón para todo momento, sino que se disponía del bastón de la mañana, de la tarde, y si era menester; el de la noche.
Un bastón es un palo al que acabó por darse forma hasta ser capaz de tener nombre propio. Fue el primer arma que utilizó el ser humano, e incluso, antes de esta transformación, ha sido y es utilizado por especies superiores como los primates para diversos usos, tal y como podemos apreciar en la imagen que abre esta entrada. Esto muestra que de alguna manera el palo, como precedente del bastón, es el primer útil de aquellas especies superiores. Esta prolongación artificial del brazo le ha servido al hombre como instrumento de defensa y disuasión para, más adelante, ser utilizado como objeto simbólico que señala la autoridad, el rango y el oficio dentro de una comunidad. Emperadores y Reyes, cargos de La Iglesia, militares, serenos, alcaldes y oficios diversos, se han servido de bastones y cayados como una accesorio mas en su indumentaria. Desde el modesto trozo de madera toscamente habilitado, hasta las lujosas piezas cantoneadas con metales preciosos y adornadas de piedras de increíble valor.
Español y holandés se disputan un bastón de Indias |
El bastón es un objeto que siempre ha estado un poco esquinado en la crónica de la historia, pero resiste en su modestia a la tecnología punta. Según dicen crea dependencia, y no es extraño que obligados a su uso por limitaciones provisionales en la movilidad, se eche en falta su tacto entre las manos y la seguridad añadida que proporciona esta prótesis. Los ciegos, por ejemplo, utilizan una pieza plegable, pero no hace mucho que se servían de un palo, su limitación física había conseguido alterar la naturaleza del bastón ¿Cómo diríamos? Los han somatizado en sus manos, si se nos permite la expresión, es la prolongación de su brazo. El ciego del “Lazarillo de Tormes” es un ejemplo de vivencia del mundo a través de su tacto, el del bastón queremos decir. Existía hasta un código de uso del susodicho que considera de muy mal tono los bastones anchos o rugosos mas propios de los truhanes y perdonavidas. Lo que evidencia, como hemos dicho, que no solo existe un bastón, sino varios. Los de la mañana pueden ser mas gruesos y macizos, los de la tarde sutiles y quebradizos Los bastones de hierro pintados o con borlas también son de mal gusto, propios de gente de mal vivir. En general todos los bastones pintados son inadecuados ya que el bastón debe mostrar su ser y naturaleza y además destrozan el guante, otro complemento de la época. Parece que los más distinguidos son los blancos tirando a mármol, con empuñaduras de oro bruñido. Tienen un inconveniente, ennegrecen los guantes, en su defecto se puede utilizar los del puño de cornelina o coral. Los más elegantes de las mujeres son los de junco, incluso sin contera. Entre los anticuarios son famosos los bastones realizados en Toledo durante el siglo XIX y principios del XX. Nunca nos cansaremos de decir que esa ciudad es un diamante en bruto a la que nadie todavía se ha decidido a rentabilizar como es debido
Isabel II de España en el año 1854 ya consideró que el bastón era un símbolo muy patriótico pues era el más indicado para significar los cargos de autoridad de los ministros, por lo que señaló la conveniencia de que todos ellos, vistiendo de uniforme o de paisano, utilizaran bastón con borlas y puño de oro. En la antigua bolsa de Madrid estaba prohibido llevarlo, de tal forma que los bolsistas debían desprenderse de él antes de entrar en la misma. Parece ser que el uso de esta pieza derivaba rápidamente en arma si el resultado de las operaciones financieras no era el satisfactorio. Bastonero se llamaba también, no solo al fabricante de bastones, sino a una especie de maestro de ceremonias frecuente en los bailes de los siglos XVIII y XIX, y que era, mas o menos, el responsable de la buena marcha de los mismos, determinando incluso las parejas de baile. En contra de lo que puede parecer, el bastón debe utilizarse con la mano izquierda, el lado que se utilizaba para llevar la espada.
Un tipo particular de bastón es la vara, compañera muchas veces inseparable de la autoridad local en La Península y cuya presencia la podemos rastrear tanto en La América prehispánica como en la colonial. La cosmogonía de los pueblos prehispánicos otorga a la vara de mando el atributo del conocimiento a aquel que la porta, la cualidad de la rectitud se correspondería también con la perfecta linealidad de la misma. Evo Morales, presidente de Bolivia y adalid del indigenismo, tomó posesión de su cargo haciendo ostentación de una vara entre sus manos. La vara de mando mesoamericana tiene también otra particularidad, deben estar listada con determinados colores: amarillo, rojo y verde. El amarillo haría alusión a la luz, la claridad en las determinaciones. El rojo refiere a la comunidad, el grupo humano y el verde, por no desdecir su significado casi universal, el de esperanza. Actualmente, tal y como sucede en España, dicha vara se presenta con los colores de la bandera nacional. Los primeros conquistadores españoles que llegaron a América del Norte ya refieren la existencia de pueblos indígenas en los que el principio de jerarquía se señalaba con un bastón. El rey Felipe III, a principios del siglo XVII, establecía la elección de un Gobernador en estas comunidades cuya designación debía realizarse sin interferencia alguna de La Iglesia o la propia Corona.
Evo Morales, Presidente de Bolivia, recibe el bastón de mando. |
Bastones o varas con diferente utilidad se han encontrado en las culturas indígenas de Norteamérica, cual es el caso de la vara utilizada para la siembra de semillas, en cuya superficie se había tallado la silueta tosca de una doncella, o la utilizada por los chamanes, auténtico tótem de su magia. Aludimos también al bastón que autorizaba a tomar la palabra sólo a aquel que lo tuviera en su poder, y a otro que tenía un cometido más trágico pues señalaba a la víctimas antes de ejecutarlas. En la cultura incaica prehispana, Manco Capac, personaje mitológico que se encuentra en los orígenes de la nación incaica, utiliza el bastón para determinar la calidad de la tierra en la que piensa aposentar a su pueblo. En el templo de Tihuanaku, Bolivia, se puede apreciar la portada en la que figura la talla del dios Apu Tiksi Wiracocha, conocido como el dios de los báculos.
Los bastones de mando quedaron limitados al ámbito militar, los Capitanes Generales, tanto en La Península como en ultramar, y en razón de su cargo, poseían dos, uno de uso protocolario, rematado en plata generalmente, y otro de campaña, mas burdo. Mentamos el del general carlista Zumalacarregui, un autentico chuzo de madera expuesto en el Museo del Ejercito en Toledo, muy del gusto rural del esencialismo tradicionalista.
Las varas de justicia en España eran tan habituales que se llegó a reglamentar sus dimensiones y características. Las más apreciadas eran las llamadas de “las indias”. Para significar la autoridad se le entregaba una vara que simbolizaba el poder de los alcaldes: indelegable. Incluso ante las máximas instituciones del Estado, a nadie se le escapa el conflicto creado por un alcalde canario cuando por razones solo de cortesía determinó entregar a una princesa de la Casa Real su vara de mando, lo que se interpretó, en ese mundo envenenado de la política, como una cesión de sus competencias. Otros alcaldes de la prosopopeya clásica española - Lope de Vega y Calderón de la Barca, entre otros- no entregaban su vara ni al mismo Rey. En efecto, sólo hubo aquí una pequeña crisis de formulario, violencia de etiqueta queremos decir, porque el bastón o la vara, como muchos sabemos, sí que se han utilizado en numerosas ocasiones como arma, en este caso su nombre deriva con mayor propiedad hacia garrote, que es una acepción más del termino aunque evidentemente más inclemente. Los gigantes de Goya, aporreándose con sendos garrotes en un horizonte tenebroso, pintan como ninguno este uso feroz del mismo.
Corona y cetro de Isabel I de España, la Reina Católica. El cetro no es otra cosa que una adaptación de un bastón de mando. Se encuentra en la Capilla Real de Granada |
El bastón sólo ha quedado dignificado en su inutilidad. Queremos decir que cuando se hizo objeto de ornato y realce perdiendo con ello su funcionalidad, es cuando empieza a adquirir valor y conferir elegancia. Siempre ha estado un escalón por debajo de la espada que le sustituyó en la cintura de un noble, quedando relegado a duelos entre villanos o prácticas de entrenamiento en las que se buscaba evitar la perdida baldía de sangre. Hubo sin embargo un momento en el que se produjo un autentico maridaje entre bastón y espada, el llamado bastón estoque en el que el fuste del bastón escondía un arma blanca. Muy útil en el siglo XIX, en el que desafíos y duelos alcanzaron su apoteosis. Puede pensarse que las heridas de un bastón eran menos graves que las del acero, aunque éste, hábilmente utilizado, quebraba huesos con una pasmosa facilidad. Es mas, Miyamoto Musashi, uno de los más bravos samuráis, esa casta guerrera que hacia de la espada una religión, prefería el uso de un palo en sus innumerables duelos, utilizando a tal efecto incluso un remo, con el cual dio muerte a alguno de sus más enconados enemigos.
La historia del bastón consta de tres entradas
- Bastones, palos, varas y cayados. Historia de estos útiles (Parte Primera)
- El primer bastón de la Historia. Grandes bastoneros (Parte Segunda)
- Anécdotas y curiosidades sobre el bastón (Parte Tercera y última)
Continuará...