Vida de Madame Tallien. Teresa Cabarrús ( II )


Teresa Cabarrus

Tallien sabía que no iba a ser el primero en disfrutar del amor de Teresa Cabarrús. Que otros le habían precedido, y que no eran pocos; las malas lenguas bordelesas hablaban concretamente de un muchachito de 15 o 16 años al que Teresa se había vinculado emocionalmente durante su estancia en la ciudad. Con todo ese bagaje que traía de la capital, Teresa no era una joven pusilánime. Era tan bella, tan intensa, que le ofrecía una sola certeza: la de que él, Tallien, tampoco sería el último. Tanto daba, circulaba por territorio peligroso, la mejor superficie para la pasión. No iba a ser el último, pero seguro que iba a ser el mejor
     Theodore Chasseriau, que pinto como pocos a Teresa, apunta las armas de las que aquella mujer venía dotada. La describe como una joven española de belleza deslumbrante, mezcla de languidez atlántica y fuego mediterráneo. Nacida en Madrid de madre valenciana (aunque otras fuentes la hacen aragonesa).. Su boca era de una voluptuosidad casi febril, y los largos cabellos ensortijados cubrían graciosamente su frente. Nariz fina y las orejas firmemente talladas. 


Jean-Lambert Tallien
Jean-Lambert Tallien
     Sabemos, por el registro que se hizo de ella en la prisión de la Force, que medía en torno a 1,55 ó 1,60 metros y que, tal y como sostenía La Fontaine cien años antes (Jean de La Fontaine n. Château-Thierry, Aisne, 8 de julio de 1621 - † París, 13 de abril de 1695) poseía ese aire de mujer española tan cautivadoramente vivo. Una especie de deslumbramiento que sale de sus ojos y que es como una rayo de alegría y de amor.

     En cuanto Tallien sucumbió a la atracción por Teresa el aparato represivo de la Revolución se relajó y disminuyeron las decapitaciones en Burdeos. Ello parece sugerir un efecto balsámico del amor en la naturaleza de Tallien. Por esto a Teresa Cabarrús  se la empezó a conocer en la ciudad como a Nuestra Señora del buen socorro ya que a ella acudían infinidad de bordeleses con la esperanza de obtener el perdón o un salvoconducto de Tallien. También, y ya con cierta ironía, su domicilio en Burdeos se conoció como la casa de los milagros


 Barras. Uno de los cinco miembros del Directorio

     La situación en Burdeos pronto despierta las sospechas de los ortodoxos de la Revolución, Robespierre y Saint-Just, entre otros. Tallien debe viajar a Paris para convencer a Robespierre del celo revolucionario de Teresa, pero sobre todo de su propia fidelidad a la Convención.  Ella es perspicaz y se sabe espiada, por eso llega incluso a comprar una pequeña fabrica de pólvora, ofreciendo la producción a los ejércitos de la República.  Teresa abandona Burdeos siguiendo a Tallien y se dirige a Paris. A los pocos días es detenida por dos gendarmes en los Campos Elíseos. Tallien se entera al día siguiente y nada puede hacer, su propia vida está en peligro. Es apartado del Club de los Jacobinos, paso previo para su caida en desgracia.  Robespierre lo desprecia. 
     Según Albert Manfred, autor de una biografía de Napoleón, Tallien pertenecía al ala más extrema de los jacobinos. El amor puede redimirlo a los ojos de un mujer, pero para el juicio de la historia es un villano. Uno de los miembros más radicales de la Revolución y, probablemente, responsable de innumerables crímenes. Tiene miedo y se acerca  a los conspiradores de Termidor


Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie
La futura Emperatriz Josefina: Marie Josèphe

     Entre tanto, a Teresa Cabarrús la han paseado por todas las prisiones de París. Termina en la peor de todas ellas: La Force una suerte de vestíbulo de la guillotina. En los pocos, pero intensos días que pasa aquí, entablará una amistad que se prolongará en el tiempo, se trataba de Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie, la que al cabo de los años se convertiría en la Primera Emperatriz de Francia, con el nombre de Josefina se casará con Napoleón. Se sabe perdida, todos los indicios apuntan a la inminencia del cadalso y, desesperada, consigue hacer llegar una nota a Tallien. En ella le comunica que ha tenido un sueño en el que Robespierre ha desaparecido y las cárceles han quedado vacías, pero duda de su determinación y le insta a actuar sino quiere perderla. Tallien no tarda en responder: implora paciencia.

Teresa Cabarrus: la ciudadana Tallien, en una celda de la prisión de La Force
Teresa Cabarrús: la ciudadana Tallien, en una celda de la prisión de La Force. Jean-Louis Laneuville. 1796

     Los acontecimientos se van  a precipitar a partir de este momento, los conspiradores temen verse comprometidos y Tallien, que es un advenedizo, se encuentra en una situación límite, tiene que actuar ya y tomar la iniciativa. Robespierre "el incorruptible" es un superviviente y es capaz de interpretar tanto las palabras como los silencios. Sospecha y no tardará en hacer una lectura cabal  de sus presentimientos, entonces, ya no habrá salvación. El día que se reúne La Convención Tallien se arma de la osadía que da el miedo. Acomete verbalmente contra Robespierre, grita lo suficiente como para que la voz atiplada de este no se oiga. Lo abruma con acusaciones, lo acorrala. De pronto alguién grita ¡Muerte al tirano¡, es el detonante de una estampida de odios mortales, recelos, asuntos pendientes que han quedado pospuestos por la disciplina del terror. El brutal Barras entra en la sala precediendo a los guardias. En estos momentos los soldados son mera fuerza bruta, instinto. Es el momento, Tallién saca un cuchillo y amenaza a Robespierre, otro de los conspiradores arrebata un arma a uno de los guardias y dispara contra el tirano, sólo le destroza la boca, pero del caos emerge un culpable, el propio Robespierre. Es su fin. Arrastrará a Saint-Just, Couchon y otros muchos. Aún tendrán alguna esperanza, cuando La Comuna robespierrista se subleve en París y los libere. Vano intento. Los desarrapados, el lumpen de la revolución, los sans-culottes se han desafectado de estos fanáticos de la razón, se muestran tibios, entre otras razones por una bien prosaico motivo; les habían controlado lo salarios. Faltos de la protección de las masas, los termidorianos, Tallien, Barras, Fréron y otros, encabezan el  asalto el refugio de Robespierre. Al día siguiente, y sin juicio previo, le cortan la cabeza junto a cien declarados fieles. Empieza la última etapa de La Revolución: El Directorio. Para algunos el capítulo revolucionario se terminó cuando la joven cabeza de Saint-Just rodó sobre el patíbulo.


Tallien en la tribuna de La Convención
Tallien en la tribuna de La Convención

     Tallien, aunque por poco tiempo, puede considerarse el dueño de la Republica, pero no ganaría la paz anhelada. Teresa Cabarrús se casó con él  a los cinco meses del golpe de Termidor, en diciembre de 1794. Al año siguiente le daría una hija a la que llamaría Rose-Thermidor, por razones obvias. No es su primer parto.

Robespierre refugiado en el Hotel de la Ville la noche del 9 al 10 de Termidor, víspera de su muerte.
Robespierre refugiado con sus fieles en el Hotel de la Ville la noche del 9 al 10 de Termidor. Jean-joseph Weerts

     El 2 de mayo de 1788 había nacido su primer hijo, Théodore Devin de Fontenay. Herededaría el título de su padre, marqués de Fontenay, pero es más que probable que la paternidad hubiera que buscarla en unos de los primeros amantes de Teresa, Félix Le Peletier de Saint-Fargeau. Teresa Cabarrús tenía entonces 15 años. Ahora, 6 años después, no solo es una mujer extraordinariamente atractiva y que ha vivido con una intensidad desbocada, hasta el punto de que su vida ha estado en peligro, es la reina, la musa del Directorio, podria pensarse que en su calidad de consorte de Tallien, pero lo es por sí misma.


La vida de Teresa Cabarrús consta de tres entradas