Theodore Chasseriau, que pinto como pocos a Teresa, apunta las armas de las que aquella mujer venía dotada. La describe como una joven española de belleza deslumbrante, mezcla de languidez atlántica y fuego mediterráneo. Nacida en Madrid de madre valenciana (aunque otras fuentes la hacen aragonesa).. Su boca era de una voluptuosidad casi febril, y los largos cabellos ensortijados cubrían graciosamente su frente. Nariz fina y las orejas firmemente talladas.
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Jean-Lambert Tallien |
En cuanto Tallien sucumbió a la atracción por Teresa el aparato represivo de la Revolución se relajó y disminuyeron las decapitaciones en Burdeos. Ello parece sugerir un efecto balsámico del amor en la naturaleza de Tallien. Por esto a Teresa Cabarrús se la empezó a conocer en la ciudad como a Nuestra Señora del buen socorro ya que a ella acudían infinidad de bordeleses con la esperanza de obtener el perdón o un salvoconducto de Tallien. También, y ya con cierta ironía, su domicilio en Burdeos se conoció como la casa de los milagros.
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Barras. Uno de los cinco miembros del Directorio |
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La futura Emperatriz Josefina: Marie Josèphe |
Entre tanto, a Teresa Cabarrús la han paseado por todas las prisiones de París. Termina en la peor de todas ellas: La Force una suerte de vestíbulo de la guillotina. En los pocos, pero intensos días que pasa aquí, entablará una amistad que se prolongará en el tiempo, se trataba de Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie, la que al cabo de los años se convertiría en la Primera Emperatriz de Francia, con el nombre de Josefina se casará con Napoleón. Se sabe perdida, todos los indicios apuntan a la inminencia del cadalso y, desesperada, consigue hacer llegar una nota a Tallien. En ella le comunica que ha tenido un sueño en el que Robespierre ha desaparecido y las cárceles han quedado vacías, pero duda de su determinación y le insta a actuar sino quiere perderla. Tallien no tarda en responder: implora paciencia.
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Teresa Cabarrús: la ciudadana Tallien, en una celda de la prisión de La Force. Jean-Louis Laneuville. 1796 |
Los acontecimientos se van a precipitar a partir de este momento, los conspiradores temen verse comprometidos y Tallien, que es un advenedizo, se encuentra en una situación límite, tiene que actuar ya y tomar la iniciativa. Robespierre "el incorruptible" es un superviviente y es capaz de interpretar tanto las palabras como los silencios. Sospecha y no tardará en hacer una lectura cabal de sus presentimientos, entonces, ya no habrá salvación. El día que se reúne La Convención Tallien se arma de la osadía que da el miedo. Acomete verbalmente contra Robespierre, grita lo suficiente como para que la voz atiplada de este no se oiga. Lo abruma con acusaciones, lo acorrala. De pronto alguién grita ¡Muerte al tirano¡, es el detonante de una estampida de odios mortales, recelos, asuntos pendientes que han quedado pospuestos por la disciplina del terror. El brutal Barras entra en la sala precediendo a los guardias. En estos momentos los soldados son mera fuerza bruta, instinto. Es el momento, Tallién saca un cuchillo y amenaza a Robespierre, otro de los conspiradores arrebata un arma a uno de los guardias y dispara contra el tirano, sólo le destroza la boca, pero del caos emerge un culpable, el propio Robespierre. Es su fin. Arrastrará a Saint-Just, Couchon y otros muchos. Aún tendrán alguna esperanza, cuando La Comuna robespierrista se subleve en París y los libere. Vano intento. Los desarrapados, el lumpen de la revolución, los sans-culottes se han desafectado de estos fanáticos de la razón, se muestran tibios, entre otras razones por una bien prosaico motivo; les habían controlado lo salarios. Faltos de la protección de las masas, los termidorianos, Tallien, Barras, Fréron y otros, encabezan el asalto el refugio de Robespierre. Al día siguiente, y sin juicio previo, le cortan la cabeza junto a cien declarados fieles. Empieza la última etapa de La Revolución: El Directorio. Para algunos el capítulo revolucionario se terminó cuando la joven cabeza de Saint-Just rodó sobre el patíbulo.
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Tallien en la tribuna de La Convención |
Tallien, aunque por poco tiempo, puede considerarse el dueño de la Republica, pero no ganaría la paz anhelada. Teresa Cabarrús se casó con él a los cinco meses del golpe de Termidor, en diciembre de 1794. Al año siguiente le daría una hija a la que llamaría Rose-Thermidor, por razones obvias. No es su primer parto.
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Robespierre refugiado con sus fieles en el Hotel de la Ville la noche del 9 al 10 de Termidor. Jean-joseph Weerts |
La vida de Teresa Cabarrús consta de tres entradas
La Comunidad
Veneno y envenenadores en La Historia