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Santa Anna en sus mejores momentos |
Santa Anna, como otros muchos de sus paisanos, era muy aficionado a masticar constantemente la savia de un árbol muy abundante en America Central, el Chicozapote, del que se obtenía una goma masticable, utilizada desde la época de los mayas, para limpiar la dentadura, enmascarar el mal olor y aliviar el hambre, entre otras cosas. Una sustancia denominada “sicte” y que pasaría a la cultura azteca con el nombre de Tzictli, un aztequismo que significa “pegar” y que definitivamente acogería el idioma español como chicle.
Referencias al Tzictli las proporciona Bernardino de Sahagún en su Historia General de las Cosas de Nueva de España, escrita en el siglo XVI, y en el que nos presenta a las prostitutas como ávidas consumidoras de esta goma, lo que unido al rechinar de dientes que producían al masticarla las identificaba como tales en las ciudades aztecas. También sostiene fray Bernardino que los varones homosexuales masticaban tzictli en público (obra citada. Pagina 64 Volumen 3) lo que ya induce a considerar que el uso del chicle y su mala prensa no es reciente como se ve. Desde los temores de los médicos decimonónicos que pensaban que, al tragarselo, los intestinos podían quedar pegados, a la sordera prematura debido al constante ejercicio de los músculos de la cara. E incluso la peregrina idea de la transmisión por parte de la madre al feto de cierta incapacidad para poder mamar. Socialmente el consumo del chicle, en determinados eventos y recintos, es del todo inadecuado y por lo general denota abandono y displicencia, cuando no directamente una falta de respeto…..Bueno, eso dicen.
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Chicozapote con sus características hendiduras. Su latex es la base del chicle |
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Mástique de la isla de Quíos. |
A decir de los entendidos chicle y goma de mascar son cosas distintas. Al parecer la denominación chicle goza de una especie de patente nominal pues solo el producto obtenido del Chicozapote lo es. Chicle era pues lo que mascaba nuestro general Santa Anna en su exilio norteamericano cuando uno de esos hiperactivos emprendedores que han hecho de los Estados Unidos lo que es hoy, coincidió con él. Se llamaba Thomas Adams, y como puede observar los buenos aficionados a la goma de mascar, su apellido casualmente, coincide con la marca comercial de uno de nuestros chicles favoritos. En efecto, es el mismo, el fundador de la marca Adams. Pero esto queda ya para la siguiente entrada.
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Black Jack. Uno de los primeros productos de la casa Adams |
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